Todo empezó un día cualquiera como el de hoy, por poner un ejemplo.

   Soy chapista.

   Después de haber tenido una baja por un problema en los brazos, mi jefe me despidió y como me aburría en casa, empecé a caminar y dar largos paseos…y fue en uno de esos paseos cuando me topé con casi 3000 kgs de cuerdas (a mi ojo calculador) enrolladas en unas rocas.

   Ese día me juré que las quitaría.

  Comencé yendo con voluntarios y ONG a realizar limpiezas de algunas playas y ante mi asombro, me di cuenta de la cantidad de basura que se acumula en nuestras costas y en el mar.

   He conocido a personas increíbles con las que mantengo una estrecha amistad, gente maravillosa con las que me reúno en cuanto tengo un rato libre, con las que comparto mis inquietudes y mis proyectos…y que nos dedicamos a esto, a limpiar playas.

   Recuerdo el día que me encontré con la primera tortuga muerta, estaba enrollada en redes y cuerdas. Sentí una enorme tristeza al pensar en la agonía que habría sufrido el animal. Practico el buceo desde hace tiempo y he nadado en muchas ocasiones junto a ellas, por esta razón me obsesioné tanto con intentar quitar todas las cuerdas y redes que encontrara a mi alcance.

   En cuestión de un año me he tropezado con un total de doce tortugas muertas, ha sido realmente lamentable pero con la felicidad de haber conseguido salvar a tres, de ahí el apodo cariñoso con el que llaman mis compis TORTUGUEITOR.

   He llorado de impotencia intentando quitar lo imposible, he llorado y reído de felicidad al ver como poco a poco las playas iban cambiando el paisaje…

   Ha sido y seguirá siendo una ardua tarea, pero aquí estoy, intentando poner mi granito de arena junto a mi pequeña familia de voluntarios y todos aquellos que quieran apuntarse a esta gran aventura por nuestros mares

Estamos ECOIMPLICADOS.